
1 - Hacer dedo para acercarme lo que mas pudiera a la avenida principal y desde alli tener mas posibilidades de transporte.
2 - Seguir esperando... seguir... y seguir...
3 - Caminar hasta llegar a la avenida donde toda la noche pasaban recorridos hasta la plaza de mi comuna.
De las tres posibilidades sin duda la tercera era la mejor --BRRRRRRRRRRR !!!!-- la segunda automaticamente quedaba descartada al estar pensando otras posibilidades, el bus se me había pasado y seguro pero seguro que ese era el último de la noche, la primera de todas formas no era mala, pero si te subes a un auto con un desconocido puede ser que sea tu viaje final en esta vida... eran aproximandamente veinticinco cuadras y en el medio un parque, que para atravesarlo solo debias encomendarte al de arriba, las calles cada minuto y distancia que avanzaba se quedaban solitarias, miraba siempre hacia atras y levantaba las manos en señal de saludo --asi pensarán los maleantes que conosco gente del sector-- los árboles no dejaban distinguir siluetas y en las esquinas las prostitutas y travestis conversaban animadamente, los perros escudriñaban en los basureros y los vagabundos dormían placidamente entre cartones y papeles, pensaba en que entregar si era asaltado y como defenderme --si es con arma de fuego estoy frito ... y si es con cuchillo tengo que salir corriendo lo mas rapido que pueda-- quedaba un poco mas de la mitad y el trayecto iba sin sobresaltos, repentinamente senti un ruido fuerte como un pequeño tren que venía a toda marcha por la calle, delante un hombre venía colgado y comandaba el carretón que estaba equipado con unas ruedas de fierro muy grandes las que producian ese ruido tan particular... al pasar por mi lado el hombre levantó su mano y me indico el sentido de la calle donde él y yo ibamos... frenó fuerte clavando sus talones a fondo pero el peso de la carga lo hacia patinar varios metros alejandose de mi, --Oiga, quiere que lo llevé, voy derecho hasta el mercado-- obviamente no era el transporte mas agradable ni lo que ni en mas remotas ideas creí que podía salvarme de caminar tanto esa noche, pero acepté no sin antes decirle --Señor no tengo ni un peso para darle-- me dijo que subiera y que de ahi arreglabamos, la madrugada ya se dejaba ver con algunos destellos detrás de la cordillera, me subí y recosté en los cartones que era la carga que el hombre llevaba, desde ahi se veia todo distinto, se dominaba la visión total de la avenida e incluso me sentía seguro estando tan alto, no se si fue el cansancio o el relajo de saber que llegaria a mi destino sin novedades que sin darme cuenta me dormí profundamente, no se cuanto tiempo pasó ... supongo que unos quince minutos.. solo sentí que el carretón paró y que el hombre mientras subía por los cartones y se acomodaba al lado mío me dijo --ahora le toca a Ud.-- me incorporé, sorprendido creía que era un broma, ya estaba amaneciendo, al mirar alrededor me percaté que me habia pasado y estaba alejado de la avenida a la cual quería llegar...
Tomé la decision de devolverle la mano a Don Jano --Asi me llamo-- dijo, y --así de cartonero me gano la vida, estoy cansadisimo y Ud. siendo tan joven podría tirar del carretón hasta el mercado-- ante eso no podía negarme, dejé atras todos los temores de saber si era capaz de manejar un armatoste con esa carga y de esas dimensiones, al principio la carga me levantaba del suelo y luchaba para que mis pies desde el asfalto pudieran hacer partir la "maquina", una vez teniendo bien sujeto los controles empuje con todas las fuerzas que me quedaban, tiraba y cada paso se alivianaba cuando la velocidad y el peso comenzaban a hacer su trabajo... yo solo debía guiar y mantener el ritmo, a veces Don Jano se reía y hablaba solo --¿pensaría quizas que yo no lo escuchaba?-- Hola!!! me llamo Nico... miré hacia arriba de reojo --Uyy como no lo vi-- pensé, era el hijo del cartonero... lo miré de nuevo, sus ojos eran de felicidad y me dijo --mi Papi, siempre lleva a las personas que quieran subirse y nunca nadie nos quizo llevar a los dos, eres el primero-- Don Jano se asomó y dijo --Gracias, el nico siempre quiso que durmieramos juntos arriba de los cartones-- Pensé que para el niño este era un momento que no olvidaría nunca.. en algunos años el sería quien tiraría de la "maquina" y Don Jano descansaría, despues de una vida llena de largas noches entre cartones y miseria, Nico no iba a la escuela y a sus once años ni siquiera leía, vivir del carreton era su opcion de vida, no la mejor... pero la mas sana... ambos se tenían y se cuidaban, no se si eso es vivir con dignidad, yo lo llamo simplemente sobrevivir, pero a pesar de sus carencias me habian tendido una mano y yo gustoso devolvía ese gesto... dandole ese momento al padre y a su hijo, las calles cercanas al mercado ya eran conquistadas por las ordas de trabajadores que iban freneticamente a sus labores, cada uno a su manera, con sueños, amores, recuerdos de los buenos y los malos, yo los miraba y todos los que se toparon con la "maquina" no quedaban indiferentes, estoy seguro que se preguntaban como un tipo con saco y corbata (lo que se dice formal), arrastraba un carretón y llevaba a dos cartoneros sucios, como puede pasar algo así !! que caminos y destinos se cruzarón para que algo tan raro a una cuadra del mercado central estuviera pasando, bueno aqui se explica como pasó... y las miradas de esas personas las tengo muy grabadas, yo me reía de mí y disfrutaba, seguro pasaba por un loco... o quizas por solo otro cartonero que le había robado la ropa a alguien.