lunes, 27 de abril de 2009

Puentes de Recoleta



Ursula y Jota o, son callejeros, siempre lo fueron, antes de nacer sus padres también lo eran y bajo esos puentes del río fueron paridos, todo el cosmos se conjugó para favorecerlos y así crecieron junto a los sin casas, dándose mutuamente calor y compañía, entregándose sin celos y mezquindades a los humanos abandonados por la sociedad inmisericorde que pasaba por encima de los puentes y sus propias vidas sin dar una mirada de compasión a la cara mas descuidada de la putrefacta ciudad, así en el transitar solitario de aquellos lugares sin dios ni ley ambos perros fueron devorados no sé si por sus amados dueños o por el puñado de niños que vivían en el próximo puente.

Mariposa



Solía cazar mariposas pero aquella con alas negronaranjas era el premio mayor.

Durante años corrí por las baldosas de la plaza Godoy cruz para lograr tenerla, inventé todo tipo de trampas pero aquel insecto era más astuto de lo que pensaba, apenas a unos centímetros de mis dedos se daba cuenta y volaba sobre las copas de aquellos aromos.

Sentado solo en el columpio a la hora de la siesta cuando en Mendoza ningún niño sale a jugar, leyendo "El niño que olvidó su nombre" apareció el lepidóptero, se apoyó en la punta izquierda del cuento y juntó sus alas que parecían puentes sobre lava ardiente, miré mas allá del fluido y vi la flor nacional cubana y dentro de ella con el vientre y rabadilla rojos, lomo de color verde claro y alas aceitunadas, esa avecita que se escuchaba en los balcones de la mulata Carmen y mas allá de sus balcones, yo....

yo... aprendiendo a nadar con ese estilo, saliendo del agua y cortándola nuevamente y en cada salida... un nuevo paisaje, un nuevo país, distintos barrios, varias culturas y muchos amigos distintos de diversos colores, mezclados acentos y sentimientos, aromas tropicales y sureños, experiencias únicas y yo...

yo... a mis veinte días, yo a mis cinco, mis ocho, mis doce, mis dieciséis, mis veintes, mis veintitrés, mis veintiochos, mis treinta eternos años.

yo... en el fondo de un mar frió cazando peces con mis ojos y saliendo a buscar por enésima vez aire... el aire magnífico del mar pacífico y un bosque que trae olor a pinos eternos, flotando solo, sólo flotando sintiendo la sensación de un vuelo, una rápida mirada a mi cuento me alertó que se posó en la punta derecha y desde allí pude ver más sucesos pero esta vez futuros como el momento y el lugar en donde escribiría esta historia.

jueves, 23 de abril de 2009

Misa



En la misa dominical se le vio preocupado, su mente estaba en otra parte, lejos de ahí… la responsabilidad de traer un hijo al mundo era paralizadora.

Noelia era tan joven y ni siquiera terminaba su preparatoria, como le diría a los padres de esa hermosa niña lo que estaba pasando, ella se había fijado en él y se le entregó mansamente en cuerpo y alma, en tantas ocasiones furtivas y lugares tan inapropiados.

Un "Amén" retumbó generando ecos que le pegaron dentro de su cabeza que no dejaba de pensar y pensar, se planteó escapar con Noelia muy lejos y pedirle que terminará ese embarazo, ya que ambos no lo habían planeado, quisieron tirarse juntos desde los acantilados de matanzas, pero aquel día que pasaron mirando el horizonte de un mar que se agitaba repleto de turistas y surfistas los hizo desechar esa idea tan obsesiva.

Un "y con tu espíritu" lo volvió a la realidad que le tocaba vivir, se preguntaba por que no fue más astuto y se cuidó, quizás Noelia estaba tan enamorada que el hecho fue premeditado, en esos instantes la odió, la maldijo desde sus entrañas, se cruzó un día en su vida y no paro de acecharlo, de mostrarle todos los atributos que lo llevaron a querer tenerla, si sólo le hubiera hecho caso al padre, si las recomendaciones las hubiese cumplido al pie de la letra, pero nada podía cambiar el curso de los acontecimientos.

Pensó en algo que cambiará su destino, una señal divina que entrara por la puerta de la iglesia ó se presentara como un milagro dominguero, eso necesitaba y así de domingo en domingo, guardaron el secreto, él se lo pidió a Noelia hasta que estuviera preparado para hablar con el señor y su madre.

Ese domingo el milagro llegó, no fue como él lo pensaba, pero llegó, Noelia se encontraba con sus padres y su embarazo se notaba levemente, al momento de su turno recibió la hostia como de costumbre y durante la tarde lo llamó un poco alterada, a sus padres les llegaron ciertos comentarios que ella tuvo que desmentir categóricamente, ellos le hablaron de la confianza, de la verdad, del pecado y al final de todo eso… contradiciendo todo lo anterior, si el hecho fuera posible, las cosas se cortaban de raíz, era así de simple, se frena todo de raíz le dijo el señor Duarte, Su hija se estremeció de tan sólo pensar en lo que podía llegar a pasarle a su futuro hijo y siguió negando la situación, les habló de su futuro y que jamás lo arruinaría de una forma tan estúpida, que se quedaran tranquilos que aquellos comentarios eran bajos y ruines, de mentes perversas que algo tenían contra ella y especialmente contra él, que era tan absurdo todo, que era tan poco creíble que iba a tratar de no ofenderse por el comportamiento loco de sus progenitores.

Pasaron otras semanas y Noelia comenzó a sentirse muy mal, lo camufló muy bien sus quehaceres diarios seguían siendo aparentemente normales, pero algo andaba mal, eso era seguro.

Una noche Noelia amaneció dura como una roca, hinchada, muerta... fue impensado lo que ocurrió, sus padres recibieron su cuerpo y la noticia que confirmó todas sus sospechas, pero callaron por temor a la vergüenza por miles de comentarios que pensaron diría la comunidad, por orgullo vivieron su pena, su dolor visceral, su rabia, calladamente como corderos mudos y torpes.

Los Duarte no fueron mas a misa, borraron todo vestigio religioso, se mudaron de ciudad y al cabo de algunos años se divorciaron, ambos se culpaban de haber sido tan cobardes y el amor se les murió cruelmente como su única hija.

El cura de esa iglesia pidió por el alma de Noelia, para que dios la tuviera en su santa gloria, clamó por sus padres y rezó para que pudieran superar la situación, era la misa del domingo siguiente a la muerte de la joven y presentó al nuevo sacerdote que lo reemplazaría, se despidió de todos los feligreses que lo abrazaban y querían tanto, eran muchos años los que el padre Damián estuvo junto a todos, cuando se quedó solo en la iglesia pensó en Noelia y en las hostias que semana a semana le daba, pensó en el milagro de tener el poder de envenenarlas y dio gracias a Dios por el camino que le había sugerido.

martes, 14 de abril de 2009

Su mundo submundo.



Como te describo a José, sé que supo su verdad
y se volvió salvaje, fue calle, esquinas, veredas

Solitario o en grupos, con la frente fría
con sus harapos y cuerpo ignífugos.

Los que lo quisieron, trataron y trataron
pero las raíces de esos callejones
transformaron su mundo en vagabundo.

Y pasó el tiempo
desde los autos o buses
lo miré muchas veces
la misma esquina, ropas, amigos y penas.

Lo tengo como grabado en mis recuerdos
esa tarde almorzamos en casa
llegó tan limpio y charlamos,
me contó historias de mi padre
y se reían juntos...

me alegraba y apenaba
me sorprendía y enmudecía
cuanta inteligencia, para mí despilfarrada
cuantas vivencias que ni imaginaba

Tan sucio (pero no ese día) de afuera y tan escandalosamente
limpio por dentro, tan grande, tan bueno.

Y la tarde se apagó y Bárbara se lo llevó…

¿Qué le rompió el corazón?
¿Qué le rompió su normalidad?
¿Qué se metió en su cabeza?
¿Quien le asesinó su destino?

¿Fue la triste verdad ó la despiadada mentira?


Dedicado a mi tío José Riquelme Cruz.