lunes, 27 de abril de 2009

Mariposa



Solía cazar mariposas pero aquella con alas negronaranjas era el premio mayor.

Durante años corrí por las baldosas de la plaza Godoy cruz para lograr tenerla, inventé todo tipo de trampas pero aquel insecto era más astuto de lo que pensaba, apenas a unos centímetros de mis dedos se daba cuenta y volaba sobre las copas de aquellos aromos.

Sentado solo en el columpio a la hora de la siesta cuando en Mendoza ningún niño sale a jugar, leyendo "El niño que olvidó su nombre" apareció el lepidóptero, se apoyó en la punta izquierda del cuento y juntó sus alas que parecían puentes sobre lava ardiente, miré mas allá del fluido y vi la flor nacional cubana y dentro de ella con el vientre y rabadilla rojos, lomo de color verde claro y alas aceitunadas, esa avecita que se escuchaba en los balcones de la mulata Carmen y mas allá de sus balcones, yo....

yo... aprendiendo a nadar con ese estilo, saliendo del agua y cortándola nuevamente y en cada salida... un nuevo paisaje, un nuevo país, distintos barrios, varias culturas y muchos amigos distintos de diversos colores, mezclados acentos y sentimientos, aromas tropicales y sureños, experiencias únicas y yo...

yo... a mis veinte días, yo a mis cinco, mis ocho, mis doce, mis dieciséis, mis veintes, mis veintitrés, mis veintiochos, mis treinta eternos años.

yo... en el fondo de un mar frió cazando peces con mis ojos y saliendo a buscar por enésima vez aire... el aire magnífico del mar pacífico y un bosque que trae olor a pinos eternos, flotando solo, sólo flotando sintiendo la sensación de un vuelo, una rápida mirada a mi cuento me alertó que se posó en la punta derecha y desde allí pude ver más sucesos pero esta vez futuros como el momento y el lugar en donde escribiría esta historia.

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