
Quizás la manera de decir las cosas, las palabras precisas que llegaban a su "distinguida" clientela.
En un mar de gritos su voz surgía aplastante y sacaba el mayor provecho de eso.
Para cuando alguien escuchaba sus ideas claras y consecuentes no había retorno, que tenía ese compadrito que lo hacía vender todo lo que se proponía.
Engatusar era su lema y así se ganaba la vida, por cada venta realizada soltaba una bocanada de alivio transitorio, vivía al día a la hora al segundo exacto.
Sus clientes al final del día se sentían estupidos y la rabia los avergonzaba, para que comprar una baratija que no sirve, pulseras, lociones, lapiceras, estampitas de santos, hasta revistas taiwanesas, no resistía análisis su poder hipnótico que se parecía a la espuma espesa de un café muy caliente, que no se resiste nadie a soplarla y beberla efímeramente.
En un mar de gritos su voz surgía aplastante y sacaba el mayor provecho de eso.
Para cuando alguien escuchaba sus ideas claras y consecuentes no había retorno, que tenía ese compadrito que lo hacía vender todo lo que se proponía.
Engatusar era su lema y así se ganaba la vida, por cada venta realizada soltaba una bocanada de alivio transitorio, vivía al día a la hora al segundo exacto.
Sus clientes al final del día se sentían estupidos y la rabia los avergonzaba, para que comprar una baratija que no sirve, pulseras, lociones, lapiceras, estampitas de santos, hasta revistas taiwanesas, no resistía análisis su poder hipnótico que se parecía a la espuma espesa de un café muy caliente, que no se resiste nadie a soplarla y beberla efímeramente.
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