martes, 24 de marzo de 2009

Isabel el Católico


Que pasillo largo... como costra extensa que se queja... y las habitaciones estremecen la quietud de los patios, ellos me aconsejan “no digas cosas que puedan herirla, no contradigas, no creas lo que te diga”.

Pero voy seguro, estos años de estudio me han coagulado el alma, mi alma anatómica que expele un fuerte olor a libertad... “Podéis hacer lo que os digo” se escucha fuerte en la puerta raspada de arañazos por peligrosos contorneos electrochoqueantes.

Entrad!!... hueles a especies y condimentos de Asia, a perfumes de la costa africana a muchedumbres domadas me dice la reina, y mi mundo invade las costas lacónicas de un peregrinaje de meses por alta mar, me pregunta por las aventuras que imagina distante y prosigo leyendo la bitácora de la locura… de los motines a bordo, de aquellos seres tan salvajes y tan indomables en su andar fascinante, que sus naves están a salvo mi querida reina, que Canarias y Azores son el fiel reflejo de la gloria de su reino y que lo visto por estos ojos marcados por la fatiga de un empeño condecorable, no es ni comparable con tamañas sensaciones vividas.

Me estira pues sus manos añosas y réplica “mostradme lo mas extraño de esas tierras”, de mis estropajos roposos como sultán desenvainando su espada turca, ofrezco uno con filtro, hecho de manos emplumadas y le enseño como se prende como se inhala como se disfruta, y allí en ese momento enciclopédico de ideas copiadas de libros escolares, me arrepiento de tal juego, que por varios minutos imagine reales y la corte inexistente se aparece en todo su calamitoso esplendor, pidiendo bocanadas de mas humo y estallan en la reina las voces de sus súbditos clamando por mas y mas de esos... y toda la historia sale a la luz y la locura inunda la preciada calma que manteníamos, pero de un resoplido malhumorado su alteza los calla, los denosta públicamente y les dice cuanta barbarie poéticamente chuchera sale por su comisura lingüística, y libando sus fideos de baba que no logran llegar a su pecho, se levanta, deja su capa real y me nombra junto a sus mas leales consejeros, capitán de capitanes, aventurero del mundo, señor y valuarte del orgullo castellano y como un toro de enviste mirando a su presa me invita a pasar al banquete en mi honor.

Si!!.. todo esto parece una locura y quizás lo es... pero no quise cenar nada esa tarde y menos sabiendo que el plato principal en esa cabeza de reina eran unos mendrugos de pan azulados y peludos... la verdad que la entrevista con Mateo Valdez fue un fiasco, no debí seguirle la corriente, pero no puedo olvidarme en las ropas de Cristóbal y todo lo que seguro vivió cuando llegó de las indias en su primer viaje.... al salir estaba la manada de pacientes mirando, riendo enloquecidamente y fue tan absurdo decirme que con esto no podían darme el “alta”... fue una trampa, como la vez anterior cuando por una tarde entera “y ahora lo recuerdo” fui Carlos Gardel después de salvarme de un accidente que se supone me había matado.


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